Santa Grandiosa de inmenso poder,
Dios te acompañe,
y acompáñanos Tú a nosotros por el camino del bien.
Líbranos de la maldad, de la
injusticia, de la envidia y de los
malos ojos.
Con tu espada vencedora destruye
a nuestros enemigos y a quien
quiera hacernos mal.
Con el cáliz de tu copa y con el vino
que te pongo,
para que nunca este vacía mantén
la fuerza en mi cuerpo y espíritu
para la dura lucha de la vida,
y recíbelo como ofrenda que te
muestra que te tengo siempre
presente en mi pensamiento y en mi hogar,
y te ruego no me abandones nunca
y acudas a mi cada vez que te
reclame para defender mi hogar,
mis amores, mis luchas, mi vida y los míos, y me lleves siempre vencedora, como Tú.
Amén.