La meditación y la espiritualidad necesitan muy poca presentación. Sin embargo, es una buena idea analizar cada uno de estos dos conceptos brevemente para ver cómo pueden proporcionarle una puerta de entrada a una sensación más ligera y menos caótica a medida que se mueve por nuestro mundo. Estos dos conceptos crean un espacio para la ecuanimidad– compostura mental o emocional, La ecuanimidad es la capacidad de mantener la calma en casi cualquier situación.

Meditación y espiritualidad moderna

La definición de meditación ha cambiado a lo largo de la historia. Su uso común en muchas culturas es la designación de una práctica de contemplación, y no necesariamente esta relacionada a una religion en particular. De hecho, todas las religiones tienen algún componente de meditación. Puede sustituir fácilmente el término “reflexión” por “meditación”.

Para la espiritualidad, sin embargo, lo que ha cambiado es el sentido de la palabra. El significado tradicional está relacionado con la religión. Actualmente, se usa con frecuencia independientemente de cualquier afiliación con una religión específica, y es más una experiencia personal y subjetiva.

Curiosamente, si bien puede encontrar muchas técnicas de meditación si cree que lo necesita, no se ofrecen técnicas para volverse “espiritual” o “más espiritual”. Cuando busque formas de volverse más espiritual, encontrará que los blogs y otras lecturas generalmente apuntan a actividades que pueden llevar a un sentimiento de espiritualidad, cosas como orar y meditar.

La meditación puede ser un camino hacia la espiritualidad

La meditación le ayuda a despejar su mente para deshacerse temporalmente de los muchos pensamientos que corren por la misma. Los budistas a veces describen la mente como “mente de mono“. Se refieren al constante salto de la mente de un pensamiento a otro, que es su condición normal. Es difícil cultivar un sentido de espiritualidad, de buscar algo profundo, cuando sus pensamientos son una distracción constante.

Cuando medita, esencialmente está ralentizando o frenando el salto constante de una cosa a otra. Esta capacidad de frenar sus pensamientos y eventualmente sentirse centrado solo en el momento es lo que la meditación puede hacer por usted. Por ejemplo, la meditación basada en la respiración ralentiza su mente mientras se concentra solo en el ritmo de entrada y salida de su respiración. Del mismo modo, rezar el Rosario tiene el mismo efecto. Básicamente, enfoca su mente lejos de los muchos pensamientos que corren por ella porque está enfocado en la respiración o El Rosario, o cualquier otra cosa que elija  para meditar.

En estos breves momentos de calma que proporciona la meditación, puede  encontrar su inclinación personal hacia una fuente superior, sin importar cómo la llame. Puede ser algo que no pueda nombrar, o algo que quizás no haya notado antes; pero el acto de descubrirlo, es decir, no forzarlo, sino simplemente observarlo, puede ser el comienzo de su camino espiritual, con o sin religión mezclada en él.

Incluso si decide que la meditación no promueve su espiritualidad, puede simplemente seguir meditando para sus propios beneficios. Como mínimo, es posible que se sienta menos estresado a lo largo del día.

La ecuanimidad es el gran premio

Lo que realmente parecemos estar buscando mientras buscamos en la religión o la meditación es la capacidad de afrontar la vida cada día sin sentir que vivimos en medio de un mundo caótico. Su mundo puede ser caótico o simplemente puede sentirse así. Aprender a desarrollar la ecuanimidad, la compostura, para afrontar cada momento a medida que se presenta, es en realidad lo que buscamos.

Mientras medite, aprende a aquietar todos los pensamientos en su mente. A medida que desarrolla su práctica de meditación y es capaz de descubrir lo que, para usted, es espiritual, comienza a generar esa compostura. Luego, puede usar ese lugar de observación tranquila para calmar las emociones negativas y dejar que su mente se concentre en lo que necesita atención en esos momentos.